Puedes seguir empeñándote en decir que ya no se llevan las parkas, los chubasqueros o los abrigos acolchados, que yo seguiré recordando que sólo hace falta una buena dosis de actitud para dar la identidad que se merece a cualquier prenda.
Como intento transmitir con cada línea que escribo, el estilo no reside en las prendas, sino en la persona. Se trata de ejercitar la personalidad y la actitud. Cuando te pongas una prenda horrible y te quede mejor que a cualquiera un traje de chaqueta, entonces habrás comprendido el sentido de todo esto.