Este año me he enterado de que empezaba la Alta Costura cuando varios desfiles ya se habían producido (tengo la sensación de que cada vez los hacen antes). Sin embargo, la semana ya ha acabado y nos ha dejado varias sorpresas, como la de Dior, o el estreno de Giambattista Valli.
Chanel
El Grand Palais se convirtió en una nocturna Place Vendôme (lugar muy ligado a la historia de la maison -los frascos de Nº5 están inspirados en su forma-) presidida por Coco, sustituyendo al Napoleón original. Si bien en la estética de la colección no presenta ninguna novedad (con las colecciones de Lagerfeld siempre siento cierto déjà-vu), no ha sido así para el uso del color morado sobre el negro en un par de salidas, y en el uso de una especie de faldón en las chaquetas de la primera parte del desfile. Demasiados volantes en los vestidos de noche, pero un acierto al introducir sombreros (ya me conocéis).
Dior
La marcha de
Galliano se ha notado. Y mucho. Falta de estilo, de
leit motiv, y de elegancia. Parece que hubiesen cogido todo lo que el gibraltareño hizo para la
maison y lo hubiesen mezclado, con desastrosas consecuencias.
Pride for Galliano.
Givenchy
La teatralidad que siempre ha caracterizado las colecciones de Tisci para Givenchy no es nada nuevo; ni la forma de presentarlas, bajo el objetivo de Willy Vanderperre. No obstante, los cortes presentan cambios dignos de admiración desde la última presentación, aunque el estilo de las creaciones sigue presente, como si pudiésemos estar seguros al 100% de que pertenecen al modisto italiano. Plumas, gasas, vuelos etéreos, y sobre todo, luz. Una brillante colección digna de ángeles.
Valentino
Bordados, tules y encajes forman una serie de prendas de inspiración preciosista que, pese a estar llenas de transpariencias que dejan ver los cuerpos de varias modelos, no pierde ni un solo atisbo de la elegancia que Chiuri y Picciolo han sabido encontrar en la casa Valentino.
Elie Saab
Lo fascinante de
Elie Saab es que sabe contar la misma historia, una y otra vez, sin
casi aburrirnos. Más gasas, más brillos, más tonos empolvados y más vestidos dignos de las
Mil y una Noches. Cansa un poco, sí, pero la fórmula le funciona. Apuesto a que es de los creadores que más vende. Incluso si termina los desfiles con un vestido de novia, cosa que no debería hacerse desde los años 80.
Giambattista Valli
Se estrena en la Alta Costura, y sale por la puerta grande. Pese a pasarse con el número de salidas, el creador italiano ha sabido hacer honor a la Cámara y ha presentado una colección elegante y sin complicaciones, muy de su estilo y con unos cortes que, aunque no son novedosos, son admirables. Bravo por el uso del rojo, del estampado de leopardo (sí, sí, de leopardo) y por el de las plumas de marabú.
Las creaciones de
Giorgio, como siempre el culmen de la elegancia y del buen gusto, regadas esta vez con un toque oriental bastante más fácil de digerir que
el que ya le vimos hace unas temporadas, y algo más japonés que chino. Bravo por los tocados de
Philippe Treacy.
Fotografías: Vogue, Yo Dona.